miércoles, 24 de octubre de 2012

Capítulo 4: El fraude

El hombre trajeado se encontraba sentado en su despacho, con el cielo de Barcelona acariciándole la espalda y el joven contable sudando al otro lado de la mesa. Luís tenía infinidad de papeles delante, libros de cuentas y algunos informes en el ordenador. Por suerte el teléfono aún no sonaba.
- No acabo de entenderlo, - dijo Luís, con un tono de voz apagado y tranquilo. - ¿puedes repetírmelo? - Soltó esas palabras mirando directamente a los ojos al contable, con una mirada seria y un rostro impenetrable.
El contable se aflojó un poco el nudo de la corbata y se pasó la manga de la camisa por la frente. Sudor, nervios. - Señor, los números no engañan. No sabemos cómo pero han desaparecido 30 millones de nuestras cuentas. Ese dinero formaba parte del activo de su nueva adquisición, HipoTech S.L., y en teoría su valor no debería haber caído de esa forma. Cuando compramos todas las acciones cada hipoteca que poseía esta empresa esta valorada un poco por encima del precio medio del mercado. Eso le colocaba en una posición inmejorable frente a sus competidores, su estrategia se basaba en intereses bajos que conllevaban una venta rápida de estas hipotecas. No podría clasificarse dentro del estatus de banco pero podríamos decir que tenía una cartera de clientes bastante amplia, muy amplia. 
Luís se quedó mirando al contable, se relajó sobre la silla y suspiró durante unos segundos. Después cerró los ojos y formuló la pregunta:
- ¿Qué mierdas me estás diciendo?
- Señor, - contestó el contable nervioso - me ha pedido que se lo repita.
- Me cago en ti chico, me cago en ti. - Luís se reincorporó sobre la silla y se levantó para empezar a dar vueltas por el despacho. - Sé perfectamente a qué se dedica la mierda de empresa, vende unas hipotecas de la hostia que le consigue una demanda de la hostia. Intereses bajos, demanda muy alta, ingresos superiores. Si no fuera así no la habría comprado. Ahora chico, - Silencio. - dime algo que no sepa.
- Las previsiones decían que los valores no variarían más de un 7% durante los próximos 6 semestres, pero de repente todas las hipotecas subieron sus intereses lo que hizo que muchos clientes pidieran un traspaso del crédito a otra entidad. Esta bobada costó algo de dinero a todos los que hicieron el traspaso, pues tuvieron que pagar a Hipotech S.L. por cancelar este contrato, pero igualmente lo hicieron.
Silencio.
- ¿Por qué subieron los intereses? - Luís contemplaba el cielo de Barcelona, los rascacielos le daban una seguridad. Él estaba por encima de la mayoría de edificios, él los controlaba a todos. Como siempre.
- No lo sabemos.
- ¿Por qué compramos empresas que no podemos controlar?
- HipoTech tiene un contrato muy raro con un banco poco conocido, Bunjank Bank. Este banco presta dinero a los clientes, una hipoteca. Luego HipoTech presta dinero al banco. Bunjank Bank paga a HipoTech por este préstamo, con bajos intereses como sabemos. Luego los intereses de las hipotecas son controlados por HipoTech, aunque la entidad que presta sea Bunjank.
Luís se dio la vuelta y se quedó mirando al joven contable. - Bien, un hombre va al banco y este le presta dinero para pagar su casita, a cambio el hombre paga al banco X dinero más intereses. Este dinero lo consigue el banco gracias a HipoTech, luego hablaremos de dónde sacan estos el dinero. - El contable intentó dar una explicación sobre este tema, pero Luís le cortó. - Hipotech cobra unos intereses al banco, así que las pérdidas por estos intereses son suplidas por los intereses de los clientes al comprar la hipoteca. Cuanto más pida HipoTech, más pedirá el banco a sus clientes. Quien manda es HipoTech, ¿me equivoco?
- No. - El contable fue claro.
- Por lo que leo aquí, - Luís se sentó en la silla y señaló la pantalla con una pluma. - HipoTech pertenece a un tal Sr. Ware. Un yankee con demasiadas empresas por controlar. Bunjank Bank pertenece a nuestro amigo el Sr. Pennany. Podríamos decir que Ware manda sobre Pennany, pues los intereses de HipoTech marcan los intereses de Bunjank. ¿Todo correcto? - El contable asintió con la cabeza después de comprobar estas afirmaciones en los folios que llevaba en la mano. - Bien, ¿alguna relación entre estos sujetos?
- Estuvimos indagando a fondo, no señor.
Luís esbozó una sonrisa. - Estuvimos indagando a fondo, - repitió en tono burlón - pues resulta que yo he decidido indagar más a fondo. Tengo un amigo que es muy listo, coge un ordenador y te encuentra lo que sea. Buscando y buscando ha encontrado un dato muy pero que muy curioso, ¿sabes cuál es?
El contable no dijo nada, se quedó mirando a su jefe sin atreverse a abrir la boca.
- El Sr. Ware y el Sr. Pennany no existen. Desde tal año hay muchos datos, académicos, profesionales y personales. Antes de ello, nada. Buscamos aún quien es el capullo que se esconde tras ellos. ¿Sabes qué quiere decir eso? Que una de las dos empresas no servía para nada porque las dos las controlaba el mismo hombre. Exacto, Bunjank Bank es un banco fantasma. No existe, ya era raro que un banco tan poco importante fuese financiado por una empresa tan grande. Pero a nadie le parecía raro, el banco era legal y concentraba su actividad en estas putas hipotecas. ¿Para qué ampliar horizontes si ya podían lavarse el culo con billetes? Pues indagando un poco más hemos visto que además de ser ricos son unos cabrones. HipoTech está muy bien, pero siempre hay un pez más grande. Por muchas veces que leyese el contrato no me daba cuenta de un dato muy simple: El Sr. Ware no era el dueño de HipoTech. Sólo de una pequeña parte de ésta, había otro socio con la mayor parte pero el cual estaba nombrado tan bien en el contrato que casi ni aparecía. Compramos sólo el 30% de una empresa pensando que era el 100%, y ni nos enteramos. ¿Qué pasó luego? Que el capullo este decidió subir los intereses y todo dios ha retirado la hipoteca. Bunjank ha cobrado un cojón de estos paletos, pues en realidad ellos prestaban el dinero. Luego el socio capullo volvió a bajar los intereses. Oh, esta parte la omitiste antes. Al bajarlos Bunjank tuvo que pagar muy poco a HipoTech al devolverle el dinero. Aunque en realidad era un tío pasando un fajo de billetes de la mano izquierda a la mano derecha. ¿Cómo te llamas chico?
- Esteban, señor. - Los nervios eran más que palpables en la voz del contable. Él había revisado mil veces las cuentas de Hipotech y Bunjank. Veía como funcionaba y pensó que centrándose en HipoTech todo iba bien, Bunjank no era más que el intermediario, HipoTech cortaba el bacalao. Cuando los intereses subieron y bajaron casi ni se dio cuenta, no pensó en mirar los datos de la Bolsa hasta el último día. Al verlo casi muere, gente controlando el dinero de una empresa de su jefe y él sin enterarse. Se le caería el pelo, y acertó.
- Esteban, nos la han metido bien doblada. - Luís bebió un trago de Whiskys y luego lo lanzó contra la pared. - ¿Para eso te pago? ¿Para que compres empresas que no controlamos? ¿Para que un hijo de puta decida cuándo invertimos bien nuestro dinero y cuándo no? Y además todo ello dentro de la ley. Nos la ha metido y con condón, ni nos ha violado. Ha venido por atrás y después de invitarnos a cenar nos hemos abierto de piernas para él. Palabras escondidas en contratos de mierda. ¡Ni yo lo vi! ¡Ni yo! Pero cuatro ojos ven mejor que dos, y los tuyos han estado ciegos. ¡No te atrevas a repetirme que no lo vi yo tampoco! Quiero que te deshagas ahora mismo de todas las acciones esas de mierda, no quiero perder ni un euro más. 
- Sí, señor. - Dijo Esteban, nervioso. - ¿Algo más?
- Sí, cuando acabes con esta venta o regalo, me da igual, puedes empaquetar tus cosas e irte a casa. Estás despedido, cabrón. 
Esteban se fue del despacho y cerró la puerta. Luís se sentó de nuevo en la silla y pasó su mano por la cabeza para darle algo de sentido a su pelo. Después llamó a alguien para que recogiera el vaso roto y fregara el suelo. 
Cuando la señora de la limpieza se fue Luís empezó a recogerlo todo mientras daba un discurso al aire sobre lo sucedido:
" Perfecto. Llevo no sé cuantos mierdas de años comprando empresas y de repente compro una que no vale nada. Una empresa que ni siquiera sé de quién es. Claramente que en Google no figure nada sobre alguien anterior a 1983 no es una prueba de fraude, pero encontraré algo. No me roban 30 millones y se quedan tan tranquilos. 30 millones, duele decirlo. Pero el cabrón es listo, o la cabrona. Dos empresas fantasma, dos empresarios fantasma. Hipotecas de lujo concedidas por un pequeño banco el cual consigue dinero de una mierda empresa. Empresa prestamista que decide llamarse HipoTech. A lo, presto dinero para hipotecas y ya. La mierda empresa no gana tanto como Apple ni se le acerca, pero tenía una fórmula de lujo y yo quería convertirla en una empresa enorme, tenía potencial. No me equivocaba, lástima que yo no decida una mierda sobre esa empresa. A lo mejor ahora mismo la empresa ya tiene valores negativos y además voy a tener que pagar. Todo legal, todo en orden, menos que el contrato está tan mal escrito que ni yo lo entiendo. Pero eso no es raro, todos los contratos están mal escritos. Necesito hacer algo, necesito encontrar al cabrón detrás de esos fantasmas."
Luís acercó su boca al telefonillo y llamó a su secretaria. Cuando la joven de 29 años con pelo corto pelirrojo un traje negro entró en el despacho ya supo que algo no iba bien. Luís le indicó que cogiese un boli y un folio y se sentara en el escritorio.
- Apunta estos nombres: HipoTech S.L., es una empresa prestamista. Pero sólo presta a Bunjank Bank, una banco especializado en hipotecas. Apunta los nombres Ware y... - Luís dirigió su vista a la pantalla - Pennany. Estos cabrones no existen, y las dos empresas pertenecen al mismo hombre. Quiero que encuentres a este hombre. Quiero saber su nombre, cuánto gana, cuantos delitos comete al día y dónde encontrarlo cuando quiera verlo. Y lo quiero ya.

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